Por el Hno. Américo
Stg Oscar Ossa Galdamez (1938-1997) Longfellow Rol 2029
Lo conocimos en la nao Santiago en el año1994 cuando se inscribió en la Escuela Náutica Anselmo Hammer de la nao, bajo la Dirección del hermano Comodoro Vikingo.
Al tiempo nos dimos cuenta que era un Sub oficial de la Fuerza Aérea de Chile bajo licencia médica por enfermo terminal de cáncer, al cual al principio no se notaba mucho, pero al conocerlo más profundamente y con el tiempo nos dimos cuenta que dependía de quimios. Obtuvo su carné de Patrón de yate de bahía y se entusiasmó en ingresar a la Hermandad de la Costa.
Se enganchó junto con Gato pardo, Buhonero y Américo en el año 1995.
Las etapas de Quimio no fueron suficientes y por los dolores no contenidos con drogas anestésicas, lo lleva a una operación que desconecta los nervios del cerebro. Ya no duele el cáncer, pero peligrosamente tampoco advertía golpes ni quemaduras, requería de un especial cuidado ante accidentes, aunque fueran menores.
En ese año 1995 se organizó una travesía por los mares chilotes, que era estudiada en la misma guarida con cartas de navegación, listas de puertos alternativos, determinación del track y la fecha más conveniente de zarpe. Se confeccionaron interminables listas de vituallas, bucán, pólvora, espada y culebrinas. El hermano Lonfellow era miembro seguro en esas cámaras de estudio.
Son tres los yates que se inscriben en la flotilla. El Ilonka, un Holder de 20 pies de eslora, capitaneado por el Comodoro, tripulantes bichicumas Hernán Jimenez, Luis Norambuena, y polizón de Carén Gonzalo Valderrama.
El segundo fue El Mañana un Pleamar de 30 pies, capitaneado por Abraham Veliz y tripulación familiar.
El tercero, el Florencia, un Rochelle de 22 pies capitaneado por Américo, táctico Buhonero, Maestro Velas Lonfellow y polizón cookie Rodrigo Bafalluy (quien todos los días, olla en mano, repetía ¡Que triste es ser cookie!. El Hermano Ossa por su entusiasmo y contra toda lógica se incorporó como tripulante activo. Nos olvidamos de su limitación por enfermedad, estaba entusiasmado y cooperador.
Sus palabras más emotivas fueron dedicadas a la Hermandad de la Costa, pues la amistad lograda con la tripulación de la nao y del Florencia, los recuerdos fantásticos de esa navegación lo mantenían vivo en esa etapa, que finalizo el 9 de febrero de 1997 con su zarpe definitivo al Mar de la Eternidad.
Años más tarde la escuela de Suboficiales de la Fach bautizó con su nombre uno de los departamentos educacionales, con una gran ceremonia, a la cual fuimos invitados especiales. Un mueble, vitrina, ostenta sus cosas personales institucionales y de la Hermandad de la Costa en ese lugar.
Se mereció todas y cada uno de lo que se le brindó y fuimos beneficiados los que tuvimos la oportunidad de acompañarlo en sus últimos años.